01 FEB 2021
De hecho, nuestro proyecto puede ser bastante original no solo para la audiencia española sino también para los espectadores chinos. Sobre la aceptabilidad, el feedback que hemos recibido hasta ahora es bastante positivo. Muchas personas piensan que nuestro proyecto es interesante y les gustaría saber más sobre nuestras historias e incluso vidas personales. Sea el perfil de nuestro proyecto, o el lenguaje artístico que ejercemos, les resultan ser muy atractivos.
Antes de venir a España, nunca había pensado en mi identidad cultural, y tampoco era muy madura en ese momento. Sentía la necesidad de volver a mis propias tradiciones o, mejor dicho, a esta fantasía oriental irreal del público occidental para demostrar que yo era una china de verdad. Esta fue la primera etapa. También la llamo la “etapa de adquisición del lenguaje”. Después de todo, tuve que adaptarme al contexto lingüístico local cuando llegué por primera vez a una ciudad desconocida. Más adelante, cuando me volví más madura, mi actitud cambió drásticamente al darme cuenta de que esto es lo que otros esperan de mí, pero no lo que yo realmente quiero hacer. Por lo tanto, la mayoría de las expectativas de la audiencia local sobre la cultura china o el arte chino todavía se limitan a la cultura tradicional, como la caligrafía, la danza, etc. Precisamente debido a este tipo de “estereotipo” hacia la comunidad artística china, siento la necesidad de transmitir un sentido de diversidad y contemporaneidad por medio de la performance.
Me pregunto constantemente hasta qué punto quiero “aprovecharme” de mi identidad de joven-mujer-china. Al recibir tantas invitaciones al principio, presumía un poco de mí misma, además, fácilmente “me siento bien conmigo misma”. Pero poco a poco entiendo que hace falta saber cuál es la verdadera intención de estas cooperaciones. Ahora tiendo a preguntar a los posibles colaboradores antes de cada invitación: “¿Por qué y para qué queréis cooperar con la comunidad china y conmigo?”. A través de las respuestas a estas preguntas básicas, evaluaré si vale la pena trabajar con ellos y pensaré cómo podré mejorar mi trabajo. Se trata de otro proceso de práctica situada. Por ejemplo, un joven artista de teatro antes comentó: “Espero que haya chinos y negros en la tercera parte de mi trabajo, porque no aparecen en las anteriores dos partes...”. Para una invitación como esta, no tenemos interés. Otra posibilidad es que tal vez las propias instituciones no tengan conciencia sobre de qué trata “la comunidad china”. En este caso, yo decido -con el tiempo y el dinero que me permitan- si estoy dispuesta a hacer “la pedagogía obligatoria” (a veces les oriento con más paciencia, a veces les expreso mi opinión directamente) y hasta qué punto, para que puedan aclarar su verdadera intención. Según mi experiencia, estas instituciones tienden a dar prioridad a sus propios “intereses”. Desde la perspectiva de “modelo de negocio”, es comprensible que estas instituciones culturales quieran sacar un “máximo beneficio”, pero el problema está justo en que estas entidades pretenden que sus proyectos y acciones tengan un valor universal mediante el uso de discursos “políticamente correctos”. ¿Pero ejercerán una influencia real en la “comunidad china”? En muchos casos, no son más que un “interés pretendido” y una “acción frívola” para mejorar su propia imagen política. Un ejemplo son las dos colaboraciones con un reputado museo de arte el año pasado y este año. Me invitaron a ser mediadora intercultural, con la esperanza de que pueda traer a más visitantes chinos al museo. El año pasado organicé un grupo de unas 20 personas para visitar el espacio, pero el proceso y el contenido resultaron ser insatisfactorios. No diseñaron contenido específico y realizaron cambios correspondientes para este grupo, asumiendo que bastaría la mera participación de las minorías chinas, mientras que no les importa la verdadera experiencia de visita de este grupo. Este año me volvieron a invitar, pero les expuse mi preocupación, esperando poder diseñar con su personal un contenido adecuado para los visitantes chinos, en vez de usar directamente el modelo existente. El costo del diseño de tal programa será naturalmente mayor.
Esto tiene algo que ver con mi forma personal de situarme y percibir el mundo. ¿Cómo me posiciono? ¿Lo hago todo sola o mediante observar el mundo exterior? Lo tomo más bien como un proceso nutritivo mutuo. Por ejemplo, al recibir información del exterior, yo reacciono, y esa reacción podría incluso cambiar el mundo exterior, y de tal manera vuelvo a recibir y aportar. Actualmente mi creación está muy relacionada con el entorno que me rodea y el contexto donde me sitúo (tiempo, espacio, contexto transcultural, etc.), o sea, tiene esta índole in situ. Por lo tanto, no sería válido si “copio” lo que estoy haciendo en España y lo “pego” directamente en la sociedad china. Para quitar esta sensación “incompatible” a fin de que la experiencia occidental pueda servir el contexto chino, yo necesitaría posicionarme de nuevo. Me siento sensible, curiosa, pero también alerta frente al entorno social y el escenario en el que me encuentro. No quiero ser una artista “intelectualoide”. Tiendo a reflexionar en cómo funciona el mecanismo social, en lo que quiero crear en esta sociedad e incluso en si mi creación podría cambiar el exterior y aportar algo nuevo.
Por ejemplo, para mí, el feminismo es en sí mismo un concepto occidental, prohibido en China como un movimiento político. Entre las miembras del Proyecto Cangrejo, hemos seguido hablando de nuestra inseguridad y vacilación frente a este concepto de “feminismo occidental”. En la actualidad, todas coincidimos en que el Proyecto Cangrejo no es un grupo feminista, sino un grupo femenino, mejor dicho, un grupo “creativo” de performance colectiva. Bajo el contexto contemporáneo occidental, resulta fácil extraviarnos con el discurso dominante “sensacional” y que perdamos nuestro pensamiento independiente. Demasiado políticamente correcto y no ser sincero, o simplemente imitando lo que hace la mayoría de la gente, pero sin saber dónde radica su verdadero interés, uno puede dejarse llevar fácilmente porque para mí, el argumento de los activistas suele ser llamativo y emocionante, e incluso “elocuente” y “sensacional”, que da a la mayoría del público “una ilusión de poder y libertad”. Sin pensamiento independiente y crítico, es fácil extraviarse. Así, por ejemplo, las demandas políticas que estamos proponiendo en “Liwai”, lejos de ser solo ideológicas, se implementan desde una perspectiva más práctica: se trata de trabajos de “primera necesidad”, por ejemplo, brindamos acompañamiento a familias chinas necesitadas, ofrecemos servicio gratuito para mujeres que sufren violencia de género, hacemos mediación intercultural en escuelas y hospitales, realizamos conferencias y cursos gratuitos, etc.
La primera frase trata de una reflexión propia sobre mi identidad desde nuestra primera acción en 2018: ¿Qué significa ser una joven-mujer-china en España? Nadie me había preguntado de qué país era antes de que viniera al extranjero. Estas preguntas repetidas del mundo exterior me hicieron pensar: bueno, soy china, pero ¿qué significa esto? Lancé también mis dudas personales a la comunidad, que puede compartir la misma identidad, pero la percepción de cada cual será muy distinta. Estamos hablando de si es necesario seguir hablando de la identidad de mujeres chinas desde nuestra primera acción y tenemos una división: unas piensan que es necesario porque esta es nuestra característica; otras dicen que no hay necesidad de enfatizarlo ahora que ya nos vemos así. Además, tal posicionamiento podría dificultar la comunicación con otras comunidades. Eso también me causó molestia durante mucho tiempo. Pensaba constantemente si lo deberíamos implicar o no. Pero más adelante en otra etapa (2019), descubrí que yo había caído en una trampa de dualidad, y de hecho no es necesario imponer algo sobre otro. Siempre estamos en proceso de transformación y exploración. Entonces, cuando dejé atrás este enfrentamiento, ya no lo tomé como un problema, sino como algo lleno de posibilidades. ¿Qué significa ser y no ser? ¿Qué significa usar y deshacerse de esta identidad? El concepto de “zona intermedia”, que se menciona frecuentemente por el famoso comisario Hou Hanru, puede demostrar el lugar y la situación donde nos encontramos. No es necesario sentirse obligado a tomar uno o quitar otro, sino dejar que ambos se mantengan al mismo tiempo, y pensar en cómo podríamos jugar mejor estos conceptos opuestos. Este tipo de “iniciativa” se puede considerar como la premisa y la clave de nuestras acciones.