SOBRE CHINA,
SOBRE MUJER,
SOBRE MADRID:
ENTREVISTA
CON XIROU XIAO
[Entrevistador]
Chunzi Wu
Leo L
[Corrector]
Julio Panduro
Susy Ye
01 FEB 2021
Chunzi Wu
Leo L
[Corrector]
Julio Panduro
Susy Ye
01 FEB 2021
Retrato de
Xirou Xiao
Hasta el momento hemos realizado cuatro acciones en vivo: la primera fue en la apertura de una exposición, por lo tanto, había mucha audiencia. Entre unos cientos de espectadores, un 10% era chino; la segunda vez fue en el programa Diáspora China “Wǒmen, wǒmen”, donde la proporción de audiencia occidental y oriental fue como mitad y mitad; la tercera acción se realizó en la Puerta del Sol, donde tuvo lugar un festival sobre antirracismo. En ese contexto, nuestro público era bastante multicultural, y entre ellos alrededor del 10% era chino, y en la que tuvo lugar hace poco, los chinos ocupan un 5% del público, más o menos.
De hecho, nuestro proyecto puede ser bastante original no solo para la audiencia española sino también para los espectadores chinos. Sobre la aceptabilidad, el feedback que hemos recibido hasta ahora es bastante positivo. Muchas personas piensan que nuestro proyecto es interesante y les gustaría saber más sobre nuestras historias e incluso vidas personales. Sea el perfil de nuestro proyecto, o el lenguaje artístico que ejercemos, les resultan ser muy atractivos.
Antes de venir a España, nunca había pensado en mi identidad cultural, y tampoco era muy madura en ese momento. Sentía la necesidad de volver a mis propias tradiciones o, mejor dicho, a esta fantasía oriental irreal del público occidental para demostrar que yo era una china de verdad. Esta fue la primera etapa. También la llamo la “etapa de adquisición del lenguaje”. Después de todo, tuve que adaptarme al contexto lingüístico local cuando llegué por primera vez a una ciudad desconocida. Más adelante, cuando me volví más madura, mi actitud cambió drásticamente al darme cuenta de que esto es lo que otros esperan de mí, pero no lo que yo realmente quiero hacer. Por lo tanto, la mayoría de las expectativas de la audiencia local sobre la cultura china o el arte chino todavía se limitan a la cultura tradicional, como la caligrafía, la danza, etc. Precisamente debido a este tipo de “estereotipo” hacia la comunidad artística china, siento la necesidad de transmitir un sentido de diversidad y contemporaneidad por medio de la performance.
Por el momento, la mayoría de colaboraciones se lograron por invitación de las instituciones, porque encuentran nuestro perfil “único” y “novedoso”. No he solicitado ningún patrocinio. Actualmente soy la única joven artista china en Madrid con un perfil tan inclusivo que conecta arte contemporáneo, educación, sociedad e investigación. Por lo tanto, las instituciones artísticas locales me invitan principalmente en base a estas dos consideraciones: primero, como educadora y mediadora cultural, puedo intervenir fácilmente en la comunidad china. Esto podría ser bastante difícil para las mismas entidades pese a su intención de cubrir a más audiencias y etnias, pues la colaboración con las instituciones locales suele llevar esta connotación política y social. Otro tipo de invitación consiste en que no importa cuál sea el grupo objetivo que estas instituciones pretendan alcanzar, mi participación en sus proyectos puede resultar significativa por consideraciones de mi “raza” y “género”. Usando términos del mercado del arte, mi “marca personal” es tan única y específica para que se convierta en un supuesto “recurso escaso”.
No necesariamente, personalmente creo que eso depende de tu perfil también. El interés de cada institución es diferente. Por ejemplo, en Matadero predomina el activismo (izquierda política) y se preocupa por temas como las minorías, el género, la sexualidad, etc. Lo que interesa al Centro Dos de Mayo o al Reina Sofía puede ser distinto. Entonces, el truco está en cómo hacer que tu “perfil personal” coincida con los requisitos de las entidades. Yo me siento bastante afortunada: mi perfil es tan único y específico como para que mi trabajo sea notable. Generalmente hablando, el reconocimiento oficial sigue siendo algo muy valorado en Madrid. Importa mucho qué museos han coleccionado tus obras o qué instituciones te han invitado para hacer proyectos. Además, hay más competitividad en lugar de cooperación entre las instituciones locales. Por ejemplo, si Thyssen ha colaborado conmigo, Prado sentiría la necesidad de hacer algo similar, lo que definitivamente me beneficia porque tengo trabajo que hacer. Pero, en general, no soy optimista acerca del mercado de arte local. De hecho, la mayoría de los artistas minoritarios no encuentran muchas oportunidades. Incluso los artistas como yo, quienes “dominan” algunos recursos de las instituciones culturales y artísticas del Gobierno, aún se deben considerar como “no convencionales” en el mainstream. Esto es lo que denominan “marginalidad” muchas teorías culturales contemporáneas. En el contexto del sistema cultural local, siento que mi perfil se puede tomar como una “marginalidad en el mainstream”. Justo como dije en una otra entrevista, “los artistas minoritarios somos como los sustitutos en el campo de juego”.
Por mis experiencias personales y la comunicación con otros artistas, creo que esto tiene mucho que ver con el partido que gobierna, si es de izquierda o de derecha. Es evidente la influencia de este tipo de políticas en la industria cultural, aunque desde la perspectiva de desarrollo a largo plazo, un entorno cultural caracterizado por ciertas “corrientes políticas” no sería sano, y de eso la gente tiene que estar alerta. Fui afortunada de poder introducirme al circuito artístico local cuando gobernaban la Comunidad de Madrid el partido Podemos (ultraizquierda) y Carmena era la alcaldesa, quienes destacaban “la participación del público en la cultura y el arte” y de tal forma financiaban bastante los proyecto lanzados por el colectivo inmigrante. El clima social general en España, salvo los de extrema derecha, presta bastante atención a la diversidad, especialmente en el campo del arte. Siendo chinos, tenemos aún más posibilidades. Incluso cuando gobiernan partidos de derecha como PP(Partido Popular), las autoridades siguen estando interesadas por las cosas relacionadas con China. Eso se debe a la creciente influencia de China en la economía mundial. Seguro que el entorno general será mejor si los izquierdistas están en el poder, pero a los derechistas también les interesa el trabajo que estamos haciendo. Es muy interesante esta particularidad de la comunidad china en Madrid.
No todas las comunidades artísticas extranjeras pueden llamar tanta atención. Depende de qué partido esté en el poder. Por ejemplo, las autoridades pueden no estar interesadas en otras razas como los afroamericanos y latinoamericanos (porque ya están bien conocidos), pero sí en los asiáticos, especialmente en los chinos. Y la mayoría de mis amigos artistas españoles están en un estado bastante desesperado, porque con los limitados recursos que encuentran no pueden ver su futuro profesional. El mercado del arte en Madrid se contrajo drásticamente después de la crisis financiera, y eso hace que muchos artistas no puedan ganarse la vida con sus creaciones, no importa de qué raza sean. La gente simplemente no encuentra atractivo el mercado de arte aquí, y en tales circunstancias, es muy afortunado poder vivir del arte. Personalmente, lo estoy haciendo bastante bien (Por lo menos puedo recibir financiaciones). Si tu perfil artístico no encaja con los requerimientos de las instituciones o del mercado, es muy difícil conseguir patrocinios, inversiones, y el supuesto “reconocimiento social”, y muchas veces estos perfiles están asociados a temas sociales como inmigración, feminismo, protección ambiental, tecnología, etc.
Me pregunto constantemente hasta qué punto quiero “aprovecharme” de mi identidad de joven-mujer-china. Al recibir tantas invitaciones al principio, presumía un poco de mí misma, además, fácilmente “me siento bien conmigo misma”. Pero poco a poco entiendo que hace falta saber cuál es la verdadera intención de estas cooperaciones. Ahora tiendo a preguntar a los posibles colaboradores antes de cada invitación: “¿Por qué y para qué queréis cooperar con la comunidad china y conmigo?”. A través de las respuestas a estas preguntas básicas, evaluaré si vale la pena trabajar con ellos y pensaré cómo podré mejorar mi trabajo. Se trata de otro proceso de práctica situada. Por ejemplo, un joven artista de teatro antes comentó: “Espero que haya chinos y negros en la tercera parte de mi trabajo, porque no aparecen en las anteriores dos partes...”. Para una invitación como esta, no tenemos interés. Otra posibilidad es que tal vez las propias instituciones no tengan conciencia sobre de qué trata “la comunidad china”. En este caso, yo decido -con el tiempo y el dinero que me permitan- si estoy dispuesta a hacer “la pedagogía obligatoria” (a veces les oriento con más paciencia, a veces les expreso mi opinión directamente) y hasta qué punto, para que puedan aclarar su verdadera intención. Según mi experiencia, estas instituciones tienden a dar prioridad a sus propios “intereses”. Desde la perspectiva de “modelo de negocio”, es comprensible que estas instituciones culturales quieran sacar un “máximo beneficio”, pero el problema está justo en que estas entidades pretenden que sus proyectos y acciones tengan un valor universal mediante el uso de discursos “políticamente correctos”. ¿Pero ejercerán una influencia real en la “comunidad china”? En muchos casos, no son más que un “interés pretendido” y una “acción frívola” para mejorar su propia imagen política. Un ejemplo son las dos colaboraciones con un reputado museo de arte el año pasado y este año. Me invitaron a ser mediadora intercultural, con la esperanza de que pueda traer a más visitantes chinos al museo. El año pasado organicé un grupo de unas 20 personas para visitar el espacio, pero el proceso y el contenido resultaron ser insatisfactorios. No diseñaron contenido específico y realizaron cambios correspondientes para este grupo, asumiendo que bastaría la mera participación de las minorías chinas, mientras que no les importa la verdadera experiencia de visita de este grupo. Este año me volvieron a invitar, pero les expuse mi preocupación, esperando poder diseñar con su personal un contenido adecuado para los visitantes chinos, en vez de usar directamente el modelo existente. El costo del diseño de tal programa será naturalmente mayor.
Esto tiene algo que ver con mi forma personal de situarme y percibir el mundo. ¿Cómo me posiciono? ¿Lo hago todo sola o mediante observar el mundo exterior? Lo tomo más bien como un proceso nutritivo mutuo. Por ejemplo, al recibir información del exterior, yo reacciono, y esa reacción podría incluso cambiar el mundo exterior, y de tal manera vuelvo a recibir y aportar. Actualmente mi creación está muy relacionada con el entorno que me rodea y el contexto donde me sitúo (tiempo, espacio, contexto transcultural, etc.), o sea, tiene esta índole in situ. Por lo tanto, no sería válido si “copio” lo que estoy haciendo en España y lo “pego” directamente en la sociedad china. Para quitar esta sensación “incompatible” a fin de que la experiencia occidental pueda servir el contexto chino, yo necesitaría posicionarme de nuevo. Me siento sensible, curiosa, pero también alerta frente al entorno social y el escenario en el que me encuentro. No quiero ser una artista “intelectualoide”. Tiendo a reflexionar en cómo funciona el mecanismo social, en lo que quiero crear en esta sociedad e incluso en si mi creación podría cambiar el exterior y aportar algo nuevo.
Por ejemplo, para mí, el feminismo es en sí mismo un concepto occidental, prohibido en China como un movimiento político. Entre las miembras del Proyecto Cangrejo, hemos seguido hablando de nuestra inseguridad y vacilación frente a este concepto de “feminismo occidental”. En la actualidad, todas coincidimos en que el Proyecto Cangrejo no es un grupo feminista, sino un grupo femenino, mejor dicho, un grupo “creativo” de performance colectiva. Bajo el contexto contemporáneo occidental, resulta fácil extraviarnos con el discurso dominante “sensacional” y que perdamos nuestro pensamiento independiente. Demasiado políticamente correcto y no ser sincero, o simplemente imitando lo que hace la mayoría de la gente, pero sin saber dónde radica su verdadero interés, uno puede dejarse llevar fácilmente porque para mí, el argumento de los activistas suele ser llamativo y emocionante, e incluso “elocuente” y “sensacional”, que da a la mayoría del público “una ilusión de poder y libertad”. Sin pensamiento independiente y crítico, es fácil extraviarse. Así, por ejemplo, las demandas políticas que estamos proponiendo en “Liwai”, lejos de ser solo ideológicas, se implementan desde una perspectiva más práctica: se trata de trabajos de “primera necesidad”, por ejemplo, brindamos acompañamiento a familias chinas necesitadas, ofrecemos servicio gratuito para mujeres que sufren violencia de género, hacemos mediación intercultural en escuelas y hospitales, realizamos conferencias y cursos gratuitos, etc.
La primera frase trata de una reflexión propia sobre mi identidad desde nuestra primera acción en 2018: ¿Qué significa ser una joven-mujer-china en España? Nadie me había preguntado de qué país era antes de que viniera al extranjero. Estas preguntas repetidas del mundo exterior me hicieron pensar: bueno, soy china, pero ¿qué significa esto? Lancé también mis dudas personales a la comunidad, que puede compartir la misma identidad, pero la percepción de cada cual será muy distinta. Estamos hablando de si es necesario seguir hablando de la identidad de mujeres chinas desde nuestra primera acción y tenemos una división: unas piensan que es necesario porque esta es nuestra característica; otras dicen que no hay necesidad de enfatizarlo ahora que ya nos vemos así. Además, tal posicionamiento podría dificultar la comunicación con otras comunidades. Eso también me causó molestia durante mucho tiempo. Pensaba constantemente si lo deberíamos implicar o no. Pero más adelante en otra etapa (2019), descubrí que yo había caído en una trampa de dualidad, y de hecho no es necesario imponer algo sobre otro. Siempre estamos en proceso de transformación y exploración. Entonces, cuando dejé atrás este enfrentamiento, ya no lo tomé como un problema, sino como algo lleno de posibilidades. ¿Qué significa ser y no ser? ¿Qué significa usar y deshacerse de esta identidad? El concepto de “zona intermedia”, que se menciona frecuentemente por el famoso comisario Hou Hanru, puede demostrar el lugar y la situación donde nos encontramos. No es necesario sentirse obligado a tomar uno o quitar otro, sino dejar que ambos se mantengan al mismo tiempo, y pensar en cómo podríamos jugar mejor estos conceptos opuestos. Este tipo de “iniciativa” se puede considerar como la premisa y la clave de nuestras acciones.
Por supuesto. Regresar de inmediato sería imposible porque de esa manera se perderán todas las conexiones que he estado realizando en España para mi carrera, pero como me gradué en la Academia de Bellas Artes de Guangzhou, todas mis amigas chinas siguen trabajando en el circuito artístico. Siempre están hablando de la posibilidad de invitarme a algún proyecto de residencia o intercambio. No irá todo el equipo Cangrejo. Sería una locura regresar a China para hacer performance llevando un grupo de diez, pero se pueden compartir algunas de nuestras experiencias creativas y métodos de trabajo de performance colectiva, así como algunos conocimientos personales, etc.
Por el momento estamos colaborando con instituciones culturales y artísticas principalmente. Es limitado el apoyo económico que recibimos. Todas las integrantes participan de forma voluntaria y no consiguen ningún beneficio económico; por lo tanto, estamos pensando en cómo ser más autónomas y tenemos programado un desarrollo comercial a largo plazo. Tengo un amigo en China que hace diseño de marca y también conozco a un fotógrafo local aquí. Estamos averiguando la posibilidad de desarrollar una serie de productos derivados del Proyecto Cangrejo y de lanzar más acciones “performativas” “no offline”. Esto es más del campo de gestión cultural, combinando recursos existentes y el proyecto. La gestión cultural es otra de las cosas en las que quiero involucrarme aparte de ser artista y educadora, porque las invitaciones actuales de instituciones culturales son en su mayoría para proyectos a corto plazo. Frente a esta situación, me parece necesario crear un propio ecosistema artístico de jóvenes artistas chinos residentes en Madrid. Tal propuesta ha recibido también apoyo financiero de 3 años de parte del Matadero Madrid. Actualmente hemos formado un grupo inicial de seis personas y cada uno ya tiene un cierto grado de madurez e influencia en nuestros respectivos campos. Deseamos crear una plataforma propia para hablar de qué queremos hacer y cómo hacerlo con más profundidad y sostenibilidad.